martes, 5 de octubre de 2010

Amanecer


Me provoca calor. Los rojos con los amarillos se juntan en el medio dando un tono naranja como el del árbol de naranjas de la vecina de al lado.
Mis ojos parecen un pincel fluido de un artista de Paris en primavera, dibujando las ondulaciones azules de hasta arriba, como olas en el cielo. Los árboles adornan las esquinas y el sol se va elevando, haciendo que los tonos rojos giren en espiral hasta volverse en ese tono azul violáceo que me recuerda a mi bufanda de noviembre.
Ya amaneció y el sol brilla con una luz cegadora, que muchos dicen amarilla, otros blanca, pero de todos modos, calienta. A lo lejos, el mar que se va iluminando y poco a poco deja ver sus esplendores de mil azules que nos trae cada día, a la misma hora.

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