viernes, 1 de octubre de 2010

Obstáculo es placer

Me estremezco de emoción de sólo pensar en cómo disfruto mi trabajo.
Fácil, divertido... malvado. Lo más maravilloso es que lo único que tengo que hacer, es estar presente. Son como vacaciones dentro de un cuerpo.
Mi lugar favorito es la cabeza; la vista es muy bonita desde allí. Ah, claro, pero qué descortés, mi nombre es Dolor. Sí, Dolor; el dolor de todos lados, desde la punta de los pies, hasta el último centímetro de cuero cabelludo.
Mi magnitud depende de muchas cosas. Hay veces que puedo ser un obstáculo enorme si me ponen de mal humor. Otras veces suelo aparecerme en el momento más inesperado e inoportuno, cosa que me causa mucha diversión.
Me causa un implacable placer cuando escucho los gritos de los humanos al querer desaparecerme con intentos inútiles al presionar con fuerza el lugar donde me encuentro. Pero, ah, pobre de mí cuando me enfrento a mis enemigos: los antibióticos. Maldita sea la hora en que esa atrocidad pisó este mundo, porque cuando me llega mi momento, me hundo en un horrible agujero de soledad, donde me esfumo para siempre... o al menos eso es lo que creen.

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